Yo normalmente no escribo nada si no lo tengo claro. Prefiero andar dándole vueltas a la cabeza, haciendo dibujos y esquemas tratando de encajar todas las piezas a escribir algo que sé que va a acabar en la basura. Esto tiene una excepción y es la búsqueda de una línea argumental, donde surgen detalles de grano fino que no salen de otra forma. Tras la reunión de ayer con Antonio la conclusión fue esta: hazlo como lo hizo Sergio en su tesis y reordena las conclusiones para que sigan la línea argumental que has escrito. Sin embargo, cada tesis es un mundo y aunque existan estructuras prefijadas que mejor no cambiar hay cierto margen de libertad. Y es que las piezas no encajaban y se notaba en el ritmo de escritura. Espesor, párrafo que va y viene de sección, ... Así que recurrí al brainstorming diario con Antonio para pensar en voz alta y proponer algunas alternativas. Así que tras hora y media de intensa discusión e idas y venidas de ideas, al final hemos dado con la tecla: la transferencia de resultados es una contribución en sí misma y no algo transversal a las mismas. ¿Y esto qué es? Pues bien, que en los 7 años que llevo con esto he construído 1 herramienta, luego una línea de productos de herramientas y finalmente un ecosistema todos empezando desde cero. ¿Y eso va a acabar en un capitulillo del final o en un anexo o en un cajón? Nooooo. Ahí con un par en el núcleo duro.

El hacer que las cosas funciones es parte de mi forma de entender la investigación y por fortuna también de mi grupo: el papel lo aguanta todo, la tecnología no. Tenemos que construir herramientas que hagan llegar nuestras ideas a las empresas y gracias a ello hemos tenido una visibilidad que no la da ningún artículo por muy bien escrito que esté en la mejor revista JCR. Si no somos capaces de revertir nuestro trabajo en la sociedad, estamos engañando al contribuyente.

Así que una vez aclarado el asunto, he tirado a la basura todo lo que tenía y he empezado desde cero. Y a un ritmo de 3 páginas por hora. No hay nada como tener las ideas claras y es ahí donde soy productivo. Para haceros una idea el artículo de ayer sobre Thompson me llevó 20 minutos escribirlo.

Así que hay que conocerse bien para no dar palos de ciego y saber en qué condiciones tu productividad se dispara. Ahora a ver si el resultado satisface al Boss. En ese caso tendré que agradecérselo de nuevo vía Twitter. Esperemos que caiga.

Y por último, poner la foto del día en la que los 20 grados a la sombra han contribuido a una buena sobremesa al sol. Para que veáis la tranquilidad con la que me tomo el tema. Hoy más que nunca confiado en llegar a los 21 días con éxito. Y para evitar a los graciosos, el boquete del fondo no lo he hecho con la cabeza ni ningún otro tipo de apéndice oseo.

Figura 2. Hard at work

 

23 febrero, 2012

Posted In: 21 Días, Tesis

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