Una de las actividades más recurrentes del profesor de Universidad es la justificación de tu trabajo ante las distintas administraciones. Debes justificarte ante tu propia Universidad, ante tu comunidad autónoma, ante el Ministerio de turno y según el caso ante alguna Comisión europea. Y la forma más frecuente de justificación son los curriculum vitae (CV) en todas sus variedades. Pero en nuestro contexto, ese principio de "no más de 2 páginas" que es casi ley en la empresa privada no aplica en la mayoría de los casos. Aquí los CVs tienen varias decenas de páginas con méritos de todo tipo: publicaciones científicas, participación en proyectos de investigación y transferencia, docencia impartida, proyectos de innovación, cursos, formación, experiencia profesional previa,etc. Y en toda esta vorágine de información, no existe ni la libertad del investigador para elegir el mejor formato, ni un consenso en cuanto a qué formato debe utilizarse en la administración pública. Es por ello que cada administración utiliza un formato distinto según el objetivo:
Esta lista es incompleta, se me olvidan formatos con total seguridad así que la iré extendiendo a medida que me vayáis mandando vuestras contribuciones.
En los dos últimos meses he tenido que entregar un CVN para el doctorado, 8 CVs simplificados de mi tribunal de tesis, solicitar un sexenio, actualizar SICA2 y solicitar la acreditación como profesor contratado doctor para ANECA (en curso). Es muy importante que los indicios de calidad de tu trabajo estén convenientemente actualizados. Estos indicios varían según el mérito, como son los índices de impacto de revistas (el famoso índice JCR), las citas a nuestros trabajos (las fuentes más habituales son Google Scholar, Microsoft Academic Research, Scopus o Web of Science), ingresos económicos por proyectos o las entidades que explotan tu software o patentes. Estos indicios están "vivos" y en un mes pueden variar significativamente por lo que cada vez que debemos actualizar el CV el trabajo debe repetirse.
Con este modelo de constante justificación, se consumen un número importantísimo de horas en tareas improductivas. Ni estamos generando nuevo conocimiento, ni organizando nuestra docencia, ni transfiriendo los resultados a empresas. Estamos tirando el dinero del contribuyente a la basura. Además, la evaluación continua entierra ese principio básico de la investigación que dice que los beneficios de la I+D aparecen a los 5-10 años del comienzo de la actividad. Aquí se tiene en cuenta el éxito inmediato, siendo el éxito la publicación en revistas principalmente. Hay que publicar mucho en poco tiempo y la única forma de hacerlo es "lonchear" una buena idea y venderla por trozos en varios sitios. Además sólo se tiene en cuenta el éxito. Si en un año has tenido la mala suerte de ser rechazado por tres revistas, consta como si ese año no hubieras trabajado, con lo que se fomenta el no asumir riesgos.
En definitiva, si bien es importante ser consciente de tus avances y hacerlos explícitos a los demás agentes del sistema, la justificación constante ocupa un porcentaje altísimo de horas de trabajo anuales. No es algo eficiente y la miríada de formatos de CVs no ayuda a ello. Hay mucho margen de mejora, y si se quiere fomentar la calidad de la investigación española y atraer la inversión privada hacia las universidades, debemos ser eficientes en el uso de los cada día más escasos recursos de que disponemos.
Pablo Trinidad 9 febrero, 2013
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