La última parte que me quedaba por poner en orden eran las operaciones de análisis. Después de unas cuantas vueltas, he alcanzado una solución satisfactoria y que sigue un principio fundamental: cuenta lo básico al principio de un capítulo y lo accesorio al final. ¿Y por qué esto? Pues por la misma razón por la que la gente se duerme en una presentación si no haces algo extraordinario. Recomiendo ya que estamos echarle un vistazo a este blog sobre presentaciones donde se explica muy bien cómo evitar el efecto sedante de las presentaciones tradicionales. Cuando estás ante una audiencia, tienes margen de maniobra, puedes hacer muchas cosas para que la gente te recuerde. Pero en un libro no es tan fácil el asunto puesto que no puedes reaccionar ante lo que percibes de la audiencia.Así que puedes hacer dos cosas: innovar o hacer lo que todo el mundo espera que hagas. El riesgo de innovar es que hay gente que le gusta lo tradicional, lo de toda la vida. Pero habrá gente a la que marques. Si haces lo ordinario, caerás en el olvido pero no harás ruido que a veces también es importante. Sin embargo aún queda una tercera opción: innovar dentro del margen de maniobra que te da lo ordinario. Por cierto, los pelos que tengo hoy en día surgen porque era el único margen de libertad e identidad que me permitía la chaqueta y corbata cuando trabajaba en Deloitte. En este sentido, estoy pensando en estructurar los capítulos de forma que si lees las primeras cinco páginas de cada uno te hayas enterado del 80% del contenido. Lo suficiente para hacer preguntas y que parezca que el otro 20% te lo has empapado. Es como escribir un libro de "elige tu aventura": si quieres enfrentarte al resolutor abductivo ve a la página 80. Si por el contrario prefieres seguir viviendo sin saber de estas cosas ve a la página 100. Tira 1 dado si sale 6 date un guantazo que te estás durmiendo leyendo esto.

Escribir una tesis no es como escribir cualquier libro. Un libro lo haces como te da la gana y como mucho como le dé la gana al editor. Y lo lee quien le da la gana. Y a veces hay hasta quien paga...Una tesis sin embargo va dirigida a una audiencia, como las presentaciones. Una audiencia limitada y que a priori no conozco lo que aumenta la dificultad de elegir el enfoque adecuado. Seamos honestos, ¿quién referencia una tesis en la bibliografía de un artículo? Si has levantado el dedito eres un bicho raro o la tesis que leiste era de un amigo. O has sido miembro de un tribunal. He de confesar que un día me leí la tesis de John Nash, pero me quedé donde se le acabaron las letras griegas y empezó a inventarse letras. Esto es un síntoma claro de que nadie lee una tesis como si de una novela se tratase excepto los revisores. Así que hay que hacerlo para ellos, normalmente gente con poco tiempo, mucho nivel de abstracción y que un rápido vistazo basta para conocer tu factor diferenciador y el contexto en el que te mueves. Así que tened eso en cuenta cuando escribáis una tesis.

Entre tanta elucubración hoy he aplicado ese principio al único capítulo que me queda de la propuesta nuclear de la tesis. El resto es fuego artificial y decoración. Me he despachado a gusto y me ha quedado algo decente. Mañana remato y espero poder pillar a Antonio por banda para tomar las últimas decisiones antes del sprint final.

Y como parte final previa a este sprint hoy he jugado mis dos últimos partidos hasta que haya tocho. ¿La recompensa? Una distensión del ligamento maleolar interno del tobillo derecho. Seguro que contribuye a inmovilizarme delante de la pantalla por lo menos hasta la semana que viene.

Así que si quieres dejar de leer este blog pincha aquí. Si prefieres seguir leyendo, cógete un librito que te hace falta. Eso y darte un agüita.

¡Dúchate que sale económico! (podcast recomendado para momentos de insomnio)

6 marzo, 2012

Posted In: 21 Días, Tesis

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