Vivimos en un mundo en el que la cultura te impone jubilar tus posesiones mucho antes de que dejen de ser útiles. Forma parte del consumismo impuesto como salida a la anterior Gran Recesión y en el que la obsolescencia programada juega un papel fundamental.

Con esta crisis, estamos viendo cómo el ciclo de vida de distintos productos se alargan como forma de responder a la sangrante bajada de sueldos (o prestaciones, según el caso): arreglamos el coche en lugar de comprar uno nuevo, los zapateros recuperan parte del trabajo perdido, nos tomamos las cañas más lentamente o sacamos viejos trapos del armario poniéndoles el apellido "vintage". En mi caso he optado por alargar la vida de mi iPhone 3G de 3 años.

Esto de apurar los móviles tampoco es algo nuevo en mi caso, que anteriormente tuve un móvil "walky-talky" durante 5 años (que todavía funciona) y me hice fuerte en contra del Internet móvil hasta que claudiqué. Nunca he comprado una funda, simplemente procuro no tirarlo al suelo. Y aparte de algún que otro arañazo por coexistir en el bolsillo numerosas veces con las llaves, podría pasar por pieza de museo. Estas Navidades, al recibir un mensaje por Whatsapp (seguramente con mis amigos enviándome fotos de alguna muchacha de buen ver deseándome felices fiestas) me encuentro con que me obliga a actualizarme a la última versión para continuar funcionando. Hasta ahí nada anormal, si no fuera porque llevaba 15 días intentando hacerlo sin éxito porque la nueva versión sólo funciona en la versión 3GS de iPhone. Después de mirar varios foros, no hay solución puesto que la nueva versión está compilada para los nuevos procesadores de Apple y no hay forma de echarlo a andar con el 3G ¿Y cuáles son las soluciones?

  1. Mandar a la mierda a Whatsapp e instalar otra alternativa (Line) que ya convenceré a mis amigos : mismo problema, ya no funciona para iPhone 3G. Descartado.
  2. Mandar a la mierda a Whatsapp: tengo SMSs gratis pero no puedo, tengo 5 grupos donde quedo para jugar al fútbol y varios para las comidas de Navidad y me mermaría mi sociabilidad y ocio. Descartado.
  3. Jailbreak al iPhone: engaño al sistema operativo para que crea que es nuevo y actualizo Whatsapp. La aplicación no es compatible con el chipset de 3G así que: Descartado.
  4. Instalarlo en el iPad 1: para eso le instalo la última versión disponible del sistema operativo (no pasa del 5.1 y desde hace varios meses han dejado de darle mantenimiento), hago jailbreak, instalo tropecientos programas y hacks para acabar engañando al cacharro y haciéndole creer que es un iPhone. Resultado: Pablo 1 - Whatsapp 0.

Conclusión: tengo un iPhone que no tiene Whatsapp y le he desactivado toda notificación (twitter inclusive), recibo llamadas en lugar de mensajes Whatsapp y ahora la batería me dura 2 días. El iPad, que seguramente sufra el mismo problema en un futuro próximo, es donde leo los inminentes y urgentes mensajes de Whatsapp. Lo miro muy de vez en cuando, en casa, y quien quiera algo urgente que me llame al móvil. Mi calidad de vida mejora, ya no tengo que ignorar a la gente cuando estoy comiendo con ellos porque me ha llegado el último chiste chorra por tres sitios distintos. Pablo 2 - Whasapp 0.

Lección aprendida: la próxima vez, y espero que sea cuando muera el iPhone 3G por alguna obsolescencia hardware intencionada, me compro un móvil Android, donde yo sea el dueño de mi destino aunque tenga que pelearme con los bajos fondos del dispositivo.

En definitiva, creo que todos sabemos que los Mac'eros son (en otro tiempo hubiera dicho somos), una tribu urbana que necesita constantemente de nuevos productos y que ven las keynotes de Apple como si se tratara de la Superbowl. Alimentan el mercado de segunda mano y eso es importante también. Me gusta la estética de los productos, su enorme esfuerzo por realizar un verdadero diseño basado en interacciones y no en imposiciones antinaturales. Pero como no soy diputado (me dejo querer, no obstante) ni de coña me gasto 700 euros cada dos años por tener su móvil. Y menos para tener un dispositivo que hace que lo importante siempre pase donde tú no estás. Lo siento, pero la próxima vez que comamos yo os miraré a la cara mientras vosotros miráis para abajo, en la pantalla de ese móvil que tenéis escondido bajo la mesa. Y tal vez os perdáis cosas interesantes... O no.

P.D.: En el próximo capítulo de "obsolescencia inesperada"... discutiré sobre la interesante relación entre obsolescencia y propiedad intelectual que me he planteado a raíz de otro caso navideño. ¡No os lo perdáis!

 

3 febrero, 2013

Posted In: Desvaríos

One Comment

  • Sergio dice:

    Mi viejo Nexus One esta con una ROM "nightly" de 4.2.1 y va como la seda. Dejaron de actualizarlo en la 2.3.7. Android se salva por la comunidad, sino seria otro fracaso, puesto que la mayoría de terminales reciben una actualización 6 meses tarde a lo sumo.

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